EMPRESA PRIVADA
Cuauhtémoc Monreal Rocha
El petróleo es el excremento del diablo. Juan Pablo Pérez Alonso, político venezolano.
Ni modo, el tema de Pemex es recurrente, no se puede olvidar, viene a la mente constantemente y más en este sexenio transformador, celoso de la soberanía nacional y es que Pemex, desde la época cardenista, se convirtió, según los analistas del tema, con quienes estamos de acuerdo, en una empresa privada.
Y lo anterior es verdad porque la petrolera desde 1938 es, ha sido y será, una empresa privada para uso exclusivo de funcionarios gubernamentales y líderes sindicales corruptos ¿nombres? qué hueva, todos los viejos mexicanos saben quienes fueron y quienes son, sólo las nuevas generaciones lo ignoran.
Estos personajes que no hemos mencionado en ahorro de tiempo y espacio, les dejaron una gran herencia a los funcionarios de hoy y siguen manejando a Pemex, como si deveras fuera de su propiedad, pues el pueblo bueno, el malo y el regular, sabio o ignorante, solo ha sido dueño teórico del oro negro, mientras que en la realidad, paga gasolinas caras y de pésima calidad, salvo opinión en contrario de morena.
No ha entendido el actual gobierno, que por mucho que produzca la petrolera estatizada, jamás seremos, como nación, autosuficientes en gasolinas y menos de alta calidad (quizá en la frontera nos salvemos), y mientras sigan aferrados a su ideología redentora de los que menos tienen, seguiremos importando la gasolina desde la tierra del tío Sam, hasta que todos los "cochis" se muevan con energía eléctrica.
No sabemos a quien se le ocurrió que en esta agua del infierno reside la soberanía de México y con esa cantaleta, Pemex sigue siendo un barril sin fondo; lo que sí sabemos es que esta riqueza diabólica (el poeta lo dijo: ...y los veneros del petróleo el diablo) ha enriquecido a todas las élites gobernantes de ayer y de hoy, así como a todos sus adláteres, mientras que la indiada seguirá soñando que el petróleo es de ellos.
El tema PEMEX es harto interesante y seguirá dando para más; en esta ocasión ahí la dejamos. Vale.
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