Una aproximación a la evolución de la deshonra femenina en el siglo XXI
Por Consuelo Sáenz
De nuestros enemigos, a los que les provoca orgasmos mentales nuestras
reacciones patidifusas, de horror, de asombro, de indignación, o todo junto, ante la
estulticia en el mundo. Del país de Iberoamérica más posmoderno nos llega a la
“fachosfera” mexicana un nuevo concepto: Zorra.
¿Quién es una zorra? ¿una mujer de “cascos ligeros”? ¿una ninfómana? ¿una
mujer fatal? ¿un objeto sexual?¿una mujer que engaña a su pareja? no, nada de
eso. Zorra es el titulo de la canción ganadora en el festival de Benidorm Fest 2024
que representará a los españoles en Eurovisión. Sí, a España. La Madre Patria
que se ha convertido en “La madrastra”. La alguna vez evangelizadora, liberadora
de pueblos nativos dominados por otras poblaciones sanguinarias, es hoy en día
atea, anti nacionalista, cutre, hortera, inculta y borreguil.
Nebulosa es el nombre del grupo que canta Zorra. Su cantante es María Bas, de
55 años de edad.
La canción tiene buen ritmo, es pegajosa, mezcla del sonido “glam” que evoca a la
década del 80, nada novedoso. La letra ¡pésima! no empodera a la mujer ni la
dignifica. Es tan sólo una burda estrategia politica.
La letra dice:
(estribillo)
Zorra, zorra, zorra
Zorra, zorra, zorra
Ya sé que soy solo una zorra
Que mi pasado te devora
Ya sé que soy la oveja negra
La incomprendida, la de piedra
Ya sé que no soy quien tú quieres (lo sé)
Entiendo que te desespere (lo sé)
Pero ésta es mi naturaleza
Cambiar por ti me da pereza
Estoy en un buen momento
Solo era cuestión de tiempo
Voy a salir a la calle a gritar lo que siento
A los cuatro vientos
Si salgo sola soy la zorra
Si me divierto, la más zorra
Si alargo y se me hace de día
Soy más zorra todavía
Cuando consigo lo que quiero (zorra, zorra)
Jamás es porque lo merezco (zorra, zorra)
Y aunque me esté comiendo el mundo
No se valora ni un segundo
Estoy en un buen momento (zorra, zorra)
Reconstruida por dentro (zorra, zorra)
Y esa zorra que tanto temías se fue empoderando
Y ahora es una zorra de postal (zorra, zorra, zorra)
A la que ya no le va mal (zorra, zorra, zorra)
A la que todo le da igual
Lapídame, si ya total
Soy una zorra de postal
Yo soy una mujer real (zorra, zorra, zorra)
Y si me pongo visceral (zorra, zorra, zorra)
De zorra pasaré a chacal, te habrás metido en un zarzal
Soy una zorra de postal (zorra, zorra, zorra)
De zorra pasaré a chacal, te habrás metido en un zarzal
Soy una zorra de postal (zorra, zorra, zorra)
¿Por qué digo que es una burda estrategia politica? Haciendo un recuento de la
politica española de las últimas décadas. Con José Luis Rodríguez Zapatero,
específicamente, quien aprobó en 2007 la Ley de Igualdad y dignidad de las
mujeres, se ha provocado una “ventana de Overton” por donde se han colado otro
tipo de leyes que ya no representan a las mujeres propiamente sino a los
ideólogos del género. Por ejemplo, la discriminación positiva, que trata de
favorecer proyectos y crear nuevos derechos para las minorías oprimidas. Los
proyectos culturales liderados exclusivamente por mujeres son prioritariamente
subvencionados, discriminando a la mitad de la población: los hombres. “El
feminismo no ha hecho más que empezar, y tenemos el deber de no ponerle
limites”, ha señalado Rodríguez Zapatero, muy a tono con la Agenda 2030 que se
ha tragado a España por completo.
La canción de Zorra no es novedosa, es infantil y lleva mala leche. No es
reveladora ni revolucionaria como pudo haber resultado la interpretación de Alaska
y Dinarama con “A quién le importa”, himno de La movida madrileña en los años
ochenta. Al contrario, la letra de Zorra instrumentaliza y encasilla a las mujeres
haciendo pasar un insulto por un nuevo concepto de mujer empoderada: “Sí, soy
una zorra y puta libertina y no me importa lo que piensen de mí”.
Las mujeres han montado en cólera y alzado sus voces:
“Zorra es el último insulto que una mujer escucha mientras la violan o están a
punto de asesinarla”.
“La mujer zorra es la que está a disposición sexual de quien sea”.
“Eso de zorra tiene mucho que ver en ciertos ambientes gay donde les hace gracia
llamarse zorras entre ellos, porque son la imagen de la mujer fornicada que tienen
en su cabeza”.
Pretenden aleccionarnos para quitar importancia a la palabra zorra cambiando su
significado por un halago. ¿Hacia dónde pretenden llevarnos? a más
degeneración y más trivialización de la violencia que repercute en nuestras formas
de interacción social y cultural. No lo acepto, de ninguna manera, eso es un
insulto. A mí no me llames zorra, ni víbora, ni borrega, mucho menos lagartona,
prefiero que me llames ¡perra!
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