Los bastoncitos.

Ramon Quintana

Armando Ojeda es un periodista formado en la Universidad Autónoma de Chihuahua, cuando los sueños se miraban tan lejos. Apenas estaba pasando el carrusel de los deseos cuando de repente el libro de la vida avanzó 300 páginas y ahora lo veo consolidado hablándome de Jean Meyer, de sus hijos, de la Calle de Donceles en la CDMX que es donde compra buenos libros. Cuando Armando dice el juramento a la bandera en la APCJ es que la solemnidad ya está supurando y es hora de cerrar el pico.

Es la quinta reunión en la que se reúnen los periodistas, el caserón de la Vicente Guerrero presenta un quorum aceptable. En la esquina poniente Alfredo Varela se codea con el corresponsal de La Jornada Rubén Villalpando, este, ataviado con cachucha y jeans. De pronto hace su aparición el licenciado Molinar quien se coloca en medio de la cancha, abre los brazos al respetable y brinda el saludo como torero que corta dos orejas, de algún lado sale una voz que le dice “saludaste como político”.

Visten saco -y no precisamente de piscar- Emilio Gutiérrez, Salvador Holguín, Roberto Delgado, Jesús Mesa. Carlos Estrada hace presencia en pants, lleva un vendaje por encima, camiseta tipo polo y tenis, Rosita Pucci le pregunta por su estatura, dice que algún día midió 1.84, pero según su doctor ahora mide 1.80. El único que le haría sombra en caso de que hubiera dos equipos de rugby, sería Pepe Acosta, pero no ha llegado. Por el lado oriente del salón está Don Porfirio García, siempre cauto al vestir, descansa su barbilla en la mano y enseña su anillo de matrimonio que hace juego con su reloj color oro. Enseguida, a su lado izquierdo, está el maestro de fotografía Aurelio, siempre parco, lleva pulseras rojas, muy parecidas a las que dan para protegerse de las malas energías.

A las 9:30, en las mesas ya hay cadáveres de platos y vasos sucios, casi todos han comido. Mientras Oscar Vázquez lee el acta, Manuel del Castillo susurra con Alicia Figueroa. En medio del ruedo desfila el encargado de la cocina Roberto Ábrego quien recoge los cadáveres, y Armando Ojeda, muy acomedido, hace copy paste. De fondo se escucha la voz de Nora Sevilla, la tesorera, quien dice que: “les tengo buenas noticias”, me imaginé que por fin tendríamos una casa de cambio en el Chamizal para paliar los gastos, pero no, se trata de que ya recibió la renta del edificio de Las Torres.

Ya son las 9:45, y de pronto aparece Gaby Téllez enfundada en camiseta de futbol color verde, creo que es de un equipo de La Chona, Jiménez o de San Buenaventura, no sé, pero la señora va bien peinada y su atuendo la hace lucir juvenil, mientras el presidente pide un aplauso para Consuelo Sáenz por su galardón obtenido. Era el momento para que entraran los mariachis, pero estamos en época de austeridad republicana y mejor guardamos el dinero para tener un seguro de gastos médicos mejor que el de Irlanda.

No vino Luis el paparazi, pero vino Juan Antonio, quien trae una costra de experiencia fotográfica que no le permite quedarse en paz.  Así que no resistió las cosquillas en los dedos, se levantó y comenzó a tomar fotos con su cel. Por la puerta al salón se asoma Jaime Torres quien muy espichadito, viene descalzo o por el zacatito, ya que no hace ruidos, se sirve su primer café cuando la junta parecía rosario, luego recarga su hombro derecho en el marco de la puerta, y desde ahí presencia la junta poniéndole estilo al vapor que emana del vaso de unicel, eso coincide con la voz del presidente Borunda quien dice: “asuntos generales”.

El momento es usufructuado por el periodista Rubén Villalpando, quien propone hacer una manifestación en contra del Seguro Social por malapagas, sentencia al respetable con una frase lapidatoria, “hay que convertir un problema social en un problema político”, luego deja caer la cereza en el pastel, “hay que presentarnos todos con nuestros con nuestros bastoncitos”, el señor Luis Ángel Covarrubias da su respaldo y cuando las risas aún estaban de fondo, agrega que “a estas alturas no sabemos cómo menear el abanico”. Me pregunto cuál será la edad idónea para menear el abanico.

Manuel del Castillo toma el micrófono y dice que ya le planteó el problema a Andrea Chávez, no parecer haber tenido los 10 puntos que le daría ¡Lama, Lama, Lamita!, por decisión dividida parece que los presentes no están brincando de gusto.

Luego pide turno Rosa Pucci, a quien le van a acercar el micrófono, pero lo rechaza, y con voz natural, pero potente, manifiesta que no está de acuerdo con que la APCJ haga una manifestación, pues “solo nos van a exhibir ante la sociedad”.

El ex presidente Rosendo pide la palabra y menciona que hace tiempo él propuso hacer un plantón, Borunda el presidente propone fecha y lugar para de una vez, quemar todas las naves, así que la manifestación ya es un hecho. En este momento me da por recordar si tengo conocidos ex priistas, concesionarios de transporte urbano para que nos presten unos 10 camiones y llevar a una numerosa comitiva, pero aquellos que “donaban su alquiler” se fueron a otro partido y no sé si allá realicen acarreos. Pero compañeros, no temáis, podemos llegar a pie a las instalaciones del Seguro Social, lo reconfortante es que no hay más violencia, solo hay más asesinatos, y nuestra manifestación está segura.

En el fondo, allá por el pasillo de la APCJ, se ve Karen Villarreal, pero mi película interna es interrumpida por el presidente Eduardo Borunda quien a las 10:26 de la mañana del sábado de gracia del 4 de mayo del 2024, declara la clausura oficial de los trabajos.