Ramon Quintana
Era un pasillo del hospital ubicado cerca de Lomas Taurinas en el cual había
llegado Diana Laura Riojas, estaba acompañada de Norma Meraz una mujer
dedicada a la prensa. 10 minutos antes llegó un hombre evidentemente exaltado
al hotel, con el corazón explotando, le avisó a Diana Laura que Luis Donaldo
Colosio, su esposo, estaba desmayado y que fue llevado al nosocomio con un
golpe en la cabeza. Obviamente no le quiso decir que recibió un balazo.
Diana Laura por aquel tiempo ya había sido diagnosticada con cáncer, las
quimioterapias habían hecho que perdiera peso y su imagen era precisamente la
de una persona enferma. Después de algunos minutos -ya en el hospital-, la
esposa de Colosio tuvo acceso a la cama donde estaba postrado Colosio con la
mitad del cerebro desecho.
Después de haberle dicho que estaba desmayado y con un golpe en la cabeza,
ella misma lo vio tendido y muerto, se despidió de su marido y salió del quirófano
con sus ropas teñidas de sangre. Diana, en su negación mencionó exaltada que
ella era quien se debería ir primero. Lo anterior debido a su enfermedad.
Posteriormente guardó la compostura, incluso pidió que sus órganos fueran
donados, pero el termino de tiempo había vencido.
Aun con el dolor a cuestas, pidió ver en televisión lo que se había capturado en un
rudimentario video, y que le dio vuelta al país, con esa templanza que le
identificaba, Diana Laura, ese mismo día, observaba en Televisa el disparo que le
quitó la vida a su marido. Ocho meses más adelante, del mismo año ella murió.
Ambos fueron sepultados juntos. Posteriormente los exhumaron para ser
depositados en un mausoleo, estaban presentes las hermanas y el padre de Luis
Donaldo; de la nada apareció un hombre, el cual había sido amigo de la familia,
con una urna en la mano.
Pidió que se detuvieran para poner la misma encima del féretro, ese recipiente
contenía la otra parte del cerebro de Colosio. Este evento de la exhumación se
llevó a cabo dos años después de haber sido asesinado en el norte de la
república, es decir, dos años estuvo deambulando la materia gris del ex candidato.
Recorrió desde la punta del país, hasta el centro de la república. Estuvo desfilando
más de 700 días -sabrá Dios por donde-.
La esposa de Colosio supo que esa parte del cerebro había desaparecido, que
había sido tomada, pero nunca se enteró a donde fue a parar, nunca supo a donde
estuvo, ni por qué ¿Para qué se llevaron la mitad del cerebro?
Treinta años después, los misterios persisten.
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