Era el año 2003 el Estadio Sergio León Chávez de la trinca fresera del Irapuato fue secuestrado por el entonces dueño de los panzas verdes del León Carlos Ahumada porque días antes se iba a jugar la final por el ascenso entre el la fiera y el Irapuato mejor conocido como el clásico del bajío.
También días antes corría el rumor de que el Irapuato iba ser vendido al León en caso de que estos últimos fracasaran, el juego de ida lo ganaría el Irapuato con un marcador de 2-1 que no aseguraba el campeonato, pero el dueño no quiso jugarle a la suerte, y envió a parte de su escolta personal a resguardar el estadio con el fin de que no se jugara el juego de vuelta en el León Chávez y que la Federación Mexicana de Futbol cambiara de sede del encuentro para que el equipo visitante no sintiera la presión de la porra fresera mejor conocida como “Los hijos de la mermelada”.
Pero el 19 de julio, mas de mil aficionados se reunieron, mientras que un helicóptero volaba en los alrededores, integrantes de la porra y otros aficionados corrieron a la puerta 7 del estadio tomando desprevenidos a los elementos de la seguridad de Ahumada, incluso se escucharon detonaciones de arma de fuego, pero afortunadamente no hubo víctimas que lamentar.
Y fue así como un grupo de aficionados liberaron su estadio, horas mas tarde interrogaron al empresario negándolo todo desde la compra del equipo fresero, hasta los sujetos armados dentro del estadio, donde no esperaba esa reacción de los aficionados del equipo.
La última oportunidad del empresario fue en provocar a la porra local, para que se diera una invasión a la cancha para que el estadio fue vetado y se reprogramara el partido, pero no llego a nada. El juego de vuelta lo ganaría la trinca fresera por la mínima así logrando el ansiado ascenso a primera división.
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